«Sí se puede», un reto para nuestro día a día.
Trabajar nuestra mentalidad para que nos ayude a conseguir los retos u objetivos que queremos alcanzar es fundamental. Según la Ley de la atracción, atraemos aquello que pensamos y decimos. Si pensamos que «sí se puede», ya hemos recorrido más del 50% del camino. Pero no solo eso, hay más. Esta forma de pensar alimenta nuestra cabeza con otras frases muy poderosas como la de «tiene que haber una forma de conseguirlo», lo cual fomenta nuestro pensamiento lateral y creativo. Vamos al lio con el ejemplo de hoy.
Examen de mates.
El sábado me tocó trabajar duro. Lunes examen de mates de mi hija de 7 años. El planazo estrella para el fin de semana. Vamos, que te voy a contar a ti. Esto es un no parar.
Sinceramente nos costó empezar. Está claro que esto de procrastinar lo que no nos gusta (o no nos apetece), lo llevamos en el ADN desde bien pequeños.
Repasamos los ejercicios de la lección y todo fue como la seda hasta que llegamos a las restas con llevadas. Mi hija a veces acertaba en las operaciones y muchas otras no. “¡OMG!” pensé, “aquí hay mucho que hacer aún”. El caso era que la teoría se la sabía perfectamente, pero algo fallaba en la ejecución.
Probé varias alternativas como aquello de “céntrate”, “cuantas más tardes menos tiempo tendrás para jugar”, etc. Pero no surgió efecto alguno.

La mentalidad de «sí se puede» requiere creatividad.
Sofía ya estaba cansada. No paraba de levantarse o de tumbarse encima de la mesa. Jugueteaba con el lápiz o la goma mientras no paraba de decirme «mami no puedo», «es muy difícil», «es muy difícil para mí». Pensé “bueno mañana seguimos, porque así es imposible”, hasta que se me ocurrió hacer algo distinto:
– Cariño ¿sabes lo que te está pasando? – la dije.
– No, mami – me contestó ella.
– Tu cabeza te está engañando. Te está diciendo que no sabes y que no puedes cuando en realidad sabes y puedes ¡Vamos a probar algo! Vamos a hacer 2 restas más, las 2 últimas y te puedes ir a jugar, pero antes de que empieces a hacerlas vas a decir 3 veces en voz alta “sí se puede«, y luego las calculas ¿vale?
– Vale mami – contestó ella sin terminar de entender muy bien aquello.
Convencida dijo 3 veces en voz alta “¡sí se puede!” e hizo la primera resta con llevadas. Repitió la misma pauta con la segunda operación y terminó aquel extraño encargo de su madre. Ahora llegaba la prueba de fuego. Preguntar a “Alexa” (el dispositivo de Amazon) si el calculo de aquellas restas con llevadas era o no correcto y… así fue, había acertado. ¡Ufff!.
– Enhorabuena cariño ¡lo has conseguido! ¿Has visto como sí se puede? – la dije.
Feliz y contenta por haberlo logrado, se fue entonces por fin a jugar con su hermana.
Mañana seguiremos trabajando desde la perspectiva de “sí se puede” para que como la procrastinación, se le meta también en el ADN ¡A ver qué tal se nos da! Cruzo los dedos jajaja.
¿Qué conclusiones podemos sacar de esto esto?.
Llegué a los siguientes 3 aprendizajes que quiero compartir hoy contigo.
La importancia de:
- No tirar la toalla y confiar. Perseverar.
- Seguir probando, si no es esto será otra cosa. Arriba la creatividad.
- Reconocer el éxito para motivar y empoderar.

Si algo no te ha funcionado hasta ahora, no significa que no puedas, quizás significa que hay que salir fuera de la caja y pensar de otra manera. ¿Qué te gustaría probar diferente? Te leo en comentarios.
Y si te cuesta trabajar la mentalidad de «sí se puede» y quieres que alguien te acompañe a realizar los cambios que necesitas consulta aquí información sobre las sesiones 1 a 1.
¡Nos vemos pronto!
Marta Chinchón